Rafael Guillén (
Granada,
27 de abril de
1933) es un
poeta español de la
generación de los 50. Premio Nacional de Literatura en 1994, tiene una larga trayectoria artística y entre sus méritos figura el haber ayudado a recuperar la cultura poética de su ciudad tras la devastación de la
Guerra Civil.
En sus primeras obras se nota la influencia neoclásica que pesó sobre otros miembros de su generación, pero la atracción de lo popular (Cancionero-guía para andar por el aire de Granada, 1962) pronto lo aligera y, ya en los años sesenta, abandona la rigidez del metro tradicional. Con la publicación de
Moheda (1979), sorprende por su estilo desinhibido e innovador en la sintaxis. Sus temas no son leves: el amor y el erotismo suelen mezclarse con la elegía por la degradación inevitable del paso del tiempo, expresados en versos impregnados de un cadencioso fraseo musical.
Su obra en prosa se reparte entre narraciones de viajes, autobiografía, ensayos, conferencias y artículos. Ha sido traducido a varios idiomas.
Contenido
- 1 Biografía
- 2 Cronología
- 3 Poesía
- 4 Narrativa
- 5 Ensayo
- 6 Discografía
- 7 Estudios sobre su obra
- 8 Referencias y enlaces externos
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- Poema del no
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Me decías que no. Por tu mirada pasaban barcos lentamente. Había gaviotas en tus ojos, en tus blandos, oscuros ojos grandes, donde iba cayendo la amargura como un anochecer de altas sirenas en los puertos del Sur. Me decías que no serenamente. Era un no original, que ya existía antes que tú, que hablaba por sí mismo mientras que tú, impotente, absorta, fijos en mí tus ojos, lo sentías vivo, palpabas su raíz por tus adentros. Era un no adivinado, mudo, pesadamente silencioso. Tu duro cuerpo tibio me decía que no, sin causas, iba replegándose, como si volviese a la infancia. Tú no eras. Me decías que no, y en tu mirada cabalgaba un dolor que yo diría maternal. Un dolor implorando comprensión. Un no de contenida pesadumbre, pero total, abierto, levemente asomado a las playas del llanto. Me decías que no lejana, sola, terriblemente sola, maniatada, sin un porqué donde apoyarte, pero era no, era no, sin gritos, no... Los puertos, las sirenas, los barcos en la noche, todo iba perdiéndose, alejándose. Yo, delante de ti, triste, abatido.
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