miércoles, 15 de agosto de 2012

Carmen Conde...Fue una Poeta Española...

Carmen Conde Abellán (Cartagena, 15 de agosto de 1907 - Madrid, 8 de enero de 1996) fue una maestra, poeta y narradora española. En 1931 fundó, junto con Antonio Oliver Belmás, la primera Universidad Popular de Cartagena. Fue la primera académica de número de la Real Academia Española; pronunció su discurso de entrada en 1979.
Su infancia transcurrió en Melilla y posteriormente estudió Magisterio y se tituló como Licenciada en Filosofía y Letras.
Con el nombre de Florentina del Mar firmó varios libros de prosa y de literatura infantil. Fue la primera mujer española
en acceder a un puesto en la Real Academia Española.
Entre los premios obtenidos, se destacan el premio de Novela Elisenda de Moncada en 1953, el
Premio Internacional
de Poesía Simón Bolívar
en 1957, el premio Doncelen 1960 y el Premio Nacional de Literatura 1967.
Su obra poética se resume en la antología titulada «Obra poética» que abarca obras de los años 1929-1966 y las publicaciones «Brocal» , «Poemas a María», «Corrosión», «La noche oscura del cuerpo», «En la tierra de nadie» , «Los poemas del mar Menor»,
«A este lado de la eternidad», «Cancionero de la enamorada» y «El tiempo es un río lentísimo de fuego».
Falleció en Madrid en 1996

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Amante

Es igual que reír dentro de una campana:
sin el aire, ni oírte, ni saber a qué hueles.
Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpo
y yo te transparento: soy tú para la vida.

No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos.
No te juntan a mí, nadie sabe que es tuya
esta mortal ausencia que se duerme en mi boca,
cuando clama la voz en desiertos de llanto.

Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas,
y el amor se consuela prodigando su alma.
Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos,
y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo.

Solamente tú y yo (una mujer al fondo
de ese cristal sin brillo que es campana caliente),
vamos considerando que la vida..., la vida
puede ser el amor, cuando el amor embriaga;
es sin duda sufrir, cuando se está dichosa;
es, segura, la luz, porque tenemos ojos.

Pero ¿reír, cantar, estremecernos libres
de desear y ser mucho más que la vida...?
No. Ya lo sé. Todo es algo que supe
y por ello, por ti, permanezco en el Mundo.

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